Tuesday, October 30, 2007

¡DEJA DE JODER, MIERDA!

Ayer llegué cansado a mi casa. Todo lo que quería era sentarme en el sofá y ver alguna película. Lamentablemente cuando llegué estaba mi hembrita metida en mi casa y traía cara de querer joderme la noche. Ah no, ah no. A mi no me vas a joder la noche mierda.

Para que no empiece con su cojudez de "tenemos que conversar y compartir mas tiempo juntos", la mandé a lustrar todas mis tabas, pensando que al estar ocupada dejaría atrás sus ganas de malograrme la noche. No. Empezó con su cantaleta de lloriquear y producir moco en cantidades industriales y a quejarse que le daba un mal trato. ¡Mierda, cállate el hocico! Se puso a joder y a joder y a joder, lloriqueando porque preferí ver mi película y no le prestaba atención a sus lloriqueos. ¡Fueron exactamente dos horas y media que se las pasó llorando como si la hubiera agarrado a trompadas, cronometradas las dos horas! La sangre me hervía a borbotones. Si alguien me cortaba en ese momento le podía haber causado una quemadura de tercer grado por el calor y la presión de mi sangre. Tanto escándalo por tener que lustrarme las tabas.

Mi ojo empezó a parpadear en un tic incontrolable y casi me dá un derrame cerebral. Mientras tanto ella seguía quejándose y lloriqueando, emitiendo setecientas cincuenticuatro palabras por segundo, ininteligibles todas ellas. ¡Mierda ya cállate! Asi que el instinto de supervivencia pudo mas y logré reponerme de su ataque. La agarré de la cara y le dí un cabezazo en plena boca y le bajé dos dientes. Santo remedio. Se quedó muda y no dijo nada mas. Sólo me miró con cara de estúpida y punto. ¡¿Quién es el amo ahora, mierda?! Cuando se calmó le dije para terminar porque no me gustan las desdentadas. Guárdense sus opiniones, mojones.