Monday, November 09, 2009

¿QUIERES GANARTE UNA COLITIS DEL CARAJO? HAZLE CASO A GASTON ACURIO


Si pues. Ahora todo el mundo anda levitando en éxtasis místico, hablando de lo buena que es la cocina peruana, de lo refinada y exquisita que es. Relinchando pichuladas como si fueran grandes epicúreos, descubridores de talentos en el fogón o reconocidos sibaritas visionarios y guardianes de los secretos ocultos de la buena mesa. Todo porque a un puto gordo cachetón embaucador vendedor de sebo de culebra tuvo el pajazo mental que hacer un programete donde hace de una suerte de Indiana Jones de huariques (o warikes para los fundamentalistas novoandinos mas zarrapastrosos). Me llega al pincho la gente que sigue su programa. Corrección. Me llega al pincho la gente en general, pero más estos mojones pedantes-snobs-de-mierda que ahora han aparecido con esta moda de la gastronomía en Perú, por culpa del puto cachetón Acurio.

"He encontrado un sitio donde te preparan un escroto de perro en aguillettes y hierbas novoandinas a la bordalesa con puré de mango y tripas de ornitorrinco acompañado de petit poas, el más delicioso que he paladeado jamás. Y ojo, es un huarique que he descubierto yo" me dijo el otro día un cretino torpe, henchido de orgullo por haber tenido el estómago de llevarse al ídem esa abominación. Todo por imitar al maldito gordo cachetón, quien tiene el mismo paladar que un perro callejero. Ni los gallinazos se atreverían a llevarse al buche lo que el mentecato estafador/cocinero viene haciendo. Este seboso embaucador tiene el estómago y el gusto completamente atrofiado. Pero la diferencia está en que al panzón Acurio le pagan por hacer de un Steve-O con sobrepeso mientras que a la oleada de cretinos poseros gourmets que han aparecido no. Todos hablan de las sabrosas que son las yuquitas del mercado Palermo, de los crocantes y jugosos chicharrones del Farolito, la fragante chanfainita de Canevaro, entre otros "huariques". Huariques mis bolas.

Jamás me tragué el cuento. Desde un principio supe que todo no era mas que una estrategia, de un bluff publicitario del adiposo cocinero. La famosa "Aventura Culinaria" solo existe en su delirante mente y para los descerebrados que creen en sus cuentos, porque hay que ser bien cojudo para creer que se está siendo aventurero al comer semejante mierda. Usando el método científico probé mi teoría y fui personalmente a algunos de los sucios huariques que recomienda con insistencia. Bastó que visite a cuatro de ellos para comprobar que todo lo que sale en su programa es pura mierda. Y esto es lo que planeó desde un principio: sabiendo los débiles mentales que son los peruanos (menos Yo), se aprovechó de su popularidad y les mando mensajes subliminales ordenándoles que vayan a esas pocilgas a llevarse la peor de las sorpresas y que después visiten sus restaurantes. ¿Resultado? Notarán la abrumadora diferencia y lo considerarán un semi dios al adiposo cocinero. Puto gordo tramposo.

Regresando a la demostración de mi teoría, visité algunos de sus más mencionados puntos. Resumiendo esto fue lo que encontré:

- Los anticuchos de la tía Grimanesa: Si cagar sangre por días es tu fetiche, pues este es un sitio al que no puedes faltar. Bodoques de sabe dios qué, arrebatados hasta convertirlos en carbón ensartados en un palo de anticucho es lo que ofrece. Resultado del experimento: una diverticulosis fulminante que te hará cagar adobes barnizados con sangre muy decorativos. Pero bueno, fue la primera visita asi que podía caber la posibilidad del error.

- La chanfainita de la tía Cecilia: Creo haber descubierto el secreto de la tía: agarrar la toalla higiénica de una pastrula, esperar a que coagule la panca y de ahi proceder a raspar el contenido de la misma sobre un caldo de papas cortadas en mirepoix. La hierbabuena es la que le da un agradable bouquet a esta mierda. Resultado del experimento: una diarrea que hará se pajeen de contentos los fabricantes de suero. Van dos, pero carajo ¡qué chicha!, no hay que ser tan severos.

- Los chicharrones de El Farolito: Ahora que está de moda eso de andar guerreando entre pandilleros/hinchas pues estos chicharrones pueden ser usados como proyectiles y su contundencia es excelente. La experiencia fue como irse a la Pocita de Chucuito e intentar mascar las piedras que encuentras en la orilla: eran unas mierdas mas duras y saladas que el hijo de la gran yegua. Esto casi se ha convertido en un reto para mí y en este punto ya quería agarrar a punta pies al puerco charlatán, pero me gustan los retos y quise ver hasta donde podía llegar. Resultado del experimento: desierto, puesto que no logré comer nada.

- Las yuquitas del mercado Palermo: Soy hincha de las yuquitas, así que fui con mucha ilusión a probar estas crujientes masitas que generalmente tienen todo menos yuca pero lo que encontré en realidad fue una cita con el lavatorio porque los vómitos que siguieron a la degustación fueron incontrolables. Vomité hasta cagarme en el calzoncillo por el esfuerzo. En este punto abandoné mi cruzada ya que mi organismo colapsó. El resultado del experimento es este post.

Por esa razón, a partir de ahora, al próximo mojón que se me ponga a tiro y venga con veleidades de gastrónomo le hago una colonoscopia a tabazo limpio y le demuelo el coxis a puntapiés.